En 1973, Mario W. Cardullo obtuvo una patente para su etiqueta RFID activa con memoria regrabable. Y también ese mismo año, Charles Walton patentó su transpondedor pasivo utilizado para desbloquear las puertas sin llaves. Posteriormente, la tecnología RFID se desarrollo en diversas direcciones, como sistemas de identificación vehicular que fueron los precursores de los actuales sistemas de telepeaje y de gestión de flotas de camiones, ferrocarriles y otros medios de transporte. Se expandió a lectores de carnets, aplicaciones de control de asistencia, y rastreo de personas como de identificación y seguimiento de animales.
En los años 90, IBM patentó el sistema RFID Ultra High Frequency (UHF) que significó la revolución en la tecnología RFID.
En el año 1999 se creó el laboratorio de identificación automática (Auto-ID Lab) en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), con financiación de Procter & Gamble y Gillette. Es aquí cuando se desarrollaron soluciones utilizando la tecnología RFID combinada con códigos de producto electrónico (EPC) en sustitución de los sistemas de código de barras.