En estos momentos de gran incertidumbre, el consumidor ante el temor de quedarse desabastecido realiza grandes compras, dejando roturas de stock y obligando a trabajar sin descanso y continuamente a los fabricantes.
Esta perturbación puntual, que incrementa la demanda de determinados productos, se conoce como el “efecto látigo o bullwhip", que supone una inestabilidad en los procesos de gestión de la demanda a lo largo de la cadena de suministro causado por las grandes fluctuaciones en las ventas del comprador. Esta distorsión se propaga hacia arriba de la cadena de suministro de forma amplificada (consumidor, retailer, minorista, mayorista, fabricante, proveedor de materias primas, etc).