A diferencia de lo que creen muchos, la tecnología RFID se lleva utilizando desde hace tiempo, sobre todo, para dispositivos contra el robo. Al tratarse de una forma económica de localizar objetos, se pueden colocar etiquetas en prendas de ropa y todo tipo de artículos. Se pueden encontrar en supermercados, bibliotecas e incluso para desbloquear sistemas antirrobo instalados en cerraduras.
Los chips que tienen las mascotas también son identificadores RFID. Al igual que algunas tarjetas bancarias. En algunas ocasiones también se han llegado a implantar en humanos como sistemas de localización o identificación especial.
Sin embargo, la tecnología ha avanzado y algunos factores tecnológicos como el alcance o la lectura de los productos ha mejorado en comparación a las primeras implementaciones. Esto amplía la capacidad de aplicar el RFID a otras áreas o ampliar los horizontes de los sectores donde ya estaba implementado.
Un ejemplo de ello es PayMark Fast . Actualmente está trabajando para que la tecnología RFID sea un mejor sustituto de los códigos de barra, creando así un método de pago más autónomo y con mayores prestaciones, cara al retailer y al consumidor final.